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REFUGIO DEL DESCANSO

Cada habitación de POSADA DE LA LUZ lleva el nombre de una mirada.

No de una persona, sino de una forma de ver el mundo.
Siete fotógrafas que, con su lente, aprendieron a detener el tiempo, a descubrir lo invisible y a nombrar la emoción con luz.

Cada estancia es un homenaje a su manera de mirar: un refugio que respira arte, silencio y humanidad.
Aquí, dormir es una forma de contemplar, se duerme con la sensación de haber llegado a un lugar donde nada falta y nada sobra.

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La ARBUS

Un refugio para mirar sin juzgar.
El silencio y la rareza se hacen belleza entre estas paredes serenas.

Lleva el nombre de Diane Arbus, que retrató la rareza como si fuera belleza cotidiana.
Su habitación guarda un espejo antiguo y una ventana discreta.
Hay algo de misterio en su aire, una calma que invita a mirar sin juzgar.
Quien duerme aquí despierta con la sensación de haber comprendido algo esencial:
que la diferencia también tiene rostro de luz.

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La RINKO

Luz suave, cortinas que respiran.
Cada gesto aquí es una forma de gratitud

Inspirada en Rinko Kawauchi, maestra de la delicadeza y de los gestos mínimos.
Es una habitación que respira claridad: cortinas que bailan, tonos suaves, reflejos de agua en las paredes.
Todo en ella parece decir “gracias”.
Aquí el tiempo se disuelve en lo pequeño: una taza de té, una sombra que pasa, el canto de un pájaro lejano.

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La VIVIAN

La habitación del secreto y la calma.
Un rincón para quienes encuentran en el silencio su hogar.

Dedicada a Vivian Maier, la mujer que fotografió el mundo en silencio.
Su habitación guarda una energía introspectiva, casi secreta.
Los objetos están dispuestos con precisión invisible, como si alguien los hubiese ordenado en sueños.
Ideal para quien ama el anonimato y la introspección, para quien encuentra en la soledad su forma más alta de compañía.

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La SALLY

La calidez del amanecer en madera y aire.
Aquí el alma regresa al origen.

Lleva el nombre de Sally Mann, cuya mirada une la naturaleza, la infancia y lo sagrado.
Esta habitación es cálida y abierta, con luz que entra a raudales desde el amanecer.
Huele a madera y a tierra mojada.

Aquí se duerme con la sensación de volver a la infancia, al bosque, al origen.

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La WOODMAN

Sombras que abrazan la luz.
Un espacio íntimo donde la belleza se vuelve invisible y profunda.

Dedicada a Francesca Woodman, que hizo de la vulnerabilidad una forma de arte.
Es una habitación íntima, envolvente, donde la sombra y la luz se abrazan.
Una cortina translúcida, una fotografía en blanco y negro, un suspiro.
Todo invita al recogimiento, al diálogo con lo invisible.
Aquí la belleza tiene la textura del alma.

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La GOLDIN

Color, vida y verdad sin filtros.
Un lugar para quienes viven y sienten con el corazón abierto.

Inspirada en Nan Goldin, testigo de la vida sin máscaras.
Su habitación vibra con una energía cálida y vital: tejidos de color, música suave, una lámpara que parece respirar.
Hay algo de confesión y de ternura en su ambiente.
Un espacio para quienes aman la autenticidad, la risa y el abrazo compartido.
Aquí el arte y la vida no se distinguen.

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La GRACIELA

El sol entra lento, dorando la quietud.
Habitación de viajeros del alma y poetas del polvo.

Lleva el nombre de Graciela Iturbide, cronista del alma mexicana y de la poesía del polvo.
Su habitación mira hacia el exterior, donde el sol tiñe de oro las paredes.
Hay plantas secas, un silencio antiguo y una sensación de viaje interior.
Ideal para soñadores, errantes y poetas del camino.
Aquí, cada amanecer es una revelación.

EL MOLINO 
(Apartamento)

El sol entra lento, dorando la quietud.
Habitación de viajeros del alma y poetas del polvo.

Lleva el nombre de Graciela Iturbide, cronista del alma mexicana y de la poesía del polvo.
Su habitación mira hacia el exterior, donde el sol tiñe de oro las paredes.
Hay plantas secas, un silencio antiguo y una sensación de viaje interior.
Ideal para soñadores, errantes y poetas del camino.
Aquí, cada amanecer es una revelación.

Siete habitaciones, siete miradas

Un apartamento, cuna de creatividad​

Cada una con su luz, su ritmo y su secreto.

​

Juntas forman un mapa de almas: un collage de sensibilidad, creación y calma.

POSADA DE LA LUZ es también una cámara oscura: un lugar donde la vida entra, se transforma y, al salir, deja una imagen más nítida de lo que somos.

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